martes, 22 de enero de 2013

Berlusconi explicado a un extranjero



Nací en 1990 y desde cuando puedo recordar algo de la política italiana a menudo me aparece en mente el rostro de la Momia, el que ha representado todo por Italia: un político, un empresario, un presidente de fútbol, un vendedor de sueños, un comediante, un playboy, siempre con una sonrisa irónica que nunca ha sido un buen augurio.
Había pensado que en el año 2011 con la dimisión como primer ministro y con el encargo al Gobierno Monti algo había cambiado finalmente, que habíamos doblado pagina, que se abriese realmente el camino para una Tercera República, para una nueva generación de políticos: frescos, con nuevas ideas, hechos de contenidos y con el deseo de cambiar mi país. Hoy en día, aproximadamente un mes antes de las elecciones (24-25 Febrero) me encuentro, en lugar de eso, frente a un escenario muy deprimente y poco reconfortante. Ha vuelto de nuevo, sí “il cavaliere” ha vuelto de nuevo.
Trataré de explicar en pocas líneas lo que Silvio Berlusconi (S.B.) fue para Italia o por lo menos como creo que haya contribuido a cambiar este país. S.B. no sólo dijo "kapo" a Martin Schulz, no sólo fue el mejor cuenta chistes del G8 y tampoco fue sólo el presidente del Bunga-Bunga (a pesar de que podría añadir muchos más). Lo que a menudo pasa en el extranjero de la figura de Silvio es como él se sea más preocupado de salvarse de los procesos, que de los reales problemas de Italia, y en parte es incluso así.
Lo que a menudo me parece, no se perciba, es como S.B. no sólo fue el nuestro bufón de corte (según la definición del Daily Beast “the joker”) pero cómo logró crear un pequeño Berlusconi en cada uno de nosotros, en cada uno de los italianos. ¿Qué piensa la mayoría de los italianos, o mejor (¡y espero!), que pensaba la mayoría de los italianos? «Nos parece, es uno de nosotros». Y quién no lo pensaba, le temía. S.B. quiere a sus hijos, habla de la madre, entiende de fútbol, sabe cómo ganar dinero, ama casas nuevas, odia las reglas, cuenta chistes, dice palabrotas, adora las mujeres, las fiestas y la buena compañía.
Su ascenso político coincidió con el de la crisis de la primera República Italiana. Philippe Ridet, periodista francés, dijo "Berlusconi ha sabido leer el vacío que se era creado y utilizarlo para construir un proyecto político a su tamaño”. "Logró hacer su modelo de vida y de éxito, un modelo para todos los italianos”. Así, desde el principio la población creyó en este self-made hombre y tenía la sensación de que él consiguiese hacer lo que otros no podían. “Ha querido creer a esta fábula, porque en el fondo en todos los italianos hay un pequeño Berlusconi .... ". "La gran fuerza de Berlusconi ha sido considerar la política como un mercado y el elector como un consumidor de política. La estrategia consistía, por lo tanto, en entender las necesidades del pueblo y en responder a esta pregunta". Giorgio Gaber (cantautor italiano) dijo una vez: "No tengo miedo de Berlusconi en sí mismo. Tengo miedo de Berlusconi en mí" y esta frase es emblemática de lo que Berlusconi ha dejado al país. No sólo miseria, años de mala administración y una muy baja credibilidad a nivel europeo sino sobre todo una forma de ser, una manera de pensar, un nuevo mundo: un mundo donde la meritocracia cuenta poco, un mundo donde se avanza no si se sabe algo, pero si se conoce a alguien, un mundo donde el fin justifica los medios, también el uso de las instituciones, un mundo donde la astucia cuenta más de la honestidad y de la lealtad, un mundo donde existen las normas, pero si no se respetan da igual, un mundo donde la arrogancia y el descaro cuentan más de la humildad y de la modestia, un mundo donde la legalidad no es un valor, un mundo donde el día se reza en la iglesia y la noche se va de putas.
Verlo de nuevo representarse a la guía del país es triste. Refleja el inmovilismo de la clase política italiana que no deja espacio a nuevas ideas, sino sobre todo a un otra idea de ITALIA. En los últimos veinte años, la política italiana no ha cambiado mucho, esperamos al menos que esta vez, a la hora de votar, sean cambiados los italianos.

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