Hojeando algunos viejos
artículos de periódicos me encontré con una entrevista al Ministro
brasileño de Economía Guido Mantega, gran conocedor de las
políticas monetarias internacionales y uno de los principales
artífices del milagro económico brasileño durante el segundo
mandato de Lula.
El articulo-entrevista ha sido realizado por Europa, un especial realizado en colaboración
entre algunos de los periódicos más importantes de Europa (El País,
the guardian, Gazeta Wyborcza, la Stampa, Suddeutsche Zeitung y le
Monde) con el intento de analizar la crisis europea y como nos ven
los otros paises del marco internacional (http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/11/actualidad/1349977044_969816.html).
Me pareció un artículo
interesante por la opinión de uno de los estados que en los últimos
anos ha tenido uno de los mejores crecimientos económicos y que más
que nunca representa hoy una de las potencia emergentes.
El Ministro de Economía
de Brasil contesta a preguntas como: “¿cuál es su opinión
sobre las medidas empleadas para luchar contra la crisis?”,
¿encuentra aceptable la actitud de Alemania ante la crisis?,
¿Qué recetas brasileñas se podrían poner como ejemplo para
resolver la crisis europea?.
Lo que, según mi opinión,
se subraya en la entrevista es como Europa está buscando soluciones
a largo plazo, pero ya vamos por el cuarto ano de crisis, y como
decía Keynes “a largo plazo todo estaremos muertos”.
En este difícil
momento, lo que creo sirve a Europa es definir cual será
su futuro para tomar medidas eficientes a corto plazo. Las
alternativas posibles son tres: 1. mantener la UE como mercado común
sin moneda única y renunciando así a la integración monetaria
hasta que se dé una mayor simetría de los miembros que la componen;
pero considerando los altos costes de desmantelar un sistema con
moneda única, parece una solución bastante impracticable.
2. Un aceleración
del proceso, acompañando el proceso de integración monetaria con
uno de integración política a través de la creación de una
política fiscal común y una coordinación de otras área de
política económica. Pero tampoco esta solución parece realizable
porque necesitaría de una homogeneización de las condiciones
económicas de sus miembros y una cesión de competencias políticas
nacionales a instituciones comunitarias supranacionales (y los
estados se han mostrado reacios a hacerlo en más de una ocasión).
La tercera
alternativa, como explicado por algunos monetaristas, podría ser un
escenario intermedio, es decir, la creación de un sistema híbrido
que permitiría a aquellos estados con mas dificultades y que no
cumplen con sus condiciones una salida temporal de la moneda común,
que le permitiría recobrar el poder de la política monetaria para
emprender políticas que les ayudasen a ganar competitividad
internacional y reactivar su crecimiento económico. Al mismo tiempo
reforzar los instrumentos comunes de disciplina fiscal, que obliguen
a los estados al cumplimento de criterios económicos necesario para
generar un área monetaria optima que en futuro analizarán las
condiciones de los estados che están en esta situación híbrida
para entrar de nuevo en el sistema de la moneda única. Habría así
la creación de una área euro de dos velocidades.
Como escrito en la
Declaración Shuman, precursora de la idea de una integración
europea, por uno de los padres fundadores de la Union Europea en
1950: “Europe will not be made all at
once, or according to a single plan. It will be built through
concrete achievements which first create a de facto solidarity. It
will be established through crisis...and the outcome will be the sum
of those crisis.”
El proyecto de
integración europea es, sin duda, una gran oportunidad, pero
necesita de una profunda reflexión para ser un proyecto viable en
los próximos anos.
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